No sudan ni se lamentan
de su situación,
no permanecen desvelados
en la noche,
ni lloran sus pecados,
no me amargan discutiendo
sus deberes
con Dios,
no hay ninguno
insatisfecho,
ninguno enloquecido
por la manía de poseer cosas,
ninguno se arrodilla ante
otro,
ni ante los de su especie que vivieron
hace millares de años,
sobre la ancha tierra
ninguno es respetable ni infeliz.