Acerca la editorial

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Con más de setenta títulos publicados desde su fundación en 1995, Taller Ditoria es resultado de un ejercicio singular en el ámbito de la edición, no sólo por la calidad de sus contenidos literarios y nómina de autores, sino también por sus resultados estéticos y formales: libros enteramente artesanales desde la tradición tipográfica. Libros de artista cuyos textos son formados en tipos móviles e impresos en prensa plana Chandler & Price 1899 –La Toñita–, así como cosidos y encuadernados en rústica a mano; cada título con su diseño propio, en tiraje reducido. Taller Ditoria es dirigido por su fundador, el pintor y editor Roberto Rébora. Jorge Jiménez, quien lo ha acompañado en la aventura desde el inicio, es el maestro tipógrafo y encuadernador que materializa el diseño concebido para cada obra por publicar. La impresión está a cargo de Gilberto Moctezuma, junto con La Toñita. Luz de Lourdes García Ortiz, editora, se encarga de cuidar las ediciones y de otras labores que atañen a la editorial. Taller Ditoria es un espacio de experimentación formal riguroso, animado por el intenso gusto de realizar ediciones de características propias.

Pero, ¿qué es, en efecto, este fantasma vano,
trivialidad de Dios, invento ingrato
que no se puede ver y nadie analiza,
miedo del insensato y del sensato, risa?
¿Quién se escapa al sentido, quién a la inteligencia
sino este hijo del hombre salvaje sin conciencia
que ha regado la sangre desde hace mil años (1)
y aún se nos presenta como un amo?


(1) Se evalúa en más de cincuenta millones de vidas las pérdidas por guerra o masacre de religión. ¿Una sola religión puede valer la sangre de un pájaro? ¿Acaso la filosofía no debe armar a todas sus piezas para exterminar a Dios, en favor del cual se inmolan tantas víctimas que valen más que él? ¿Acaso hay una idea más bestial, extravagante y peligrosa que la de un Dios?

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D.A.F. Sade, La verdad (México, Taller Ditoria, 2013, Colección del Fusil / Lecturas de JJ; tomado de D.A.F. Sade, Escritos filosóficos y políticos, trad. Alfredo Juan Álvarez, México, Grijalbo, 1975, Colección 70)





III

2

Anochecer de un día agitado:
hasta aquí llegamos.
La sala ahora disemina
su acústica en casa
como una madre maestra del horror
que en el larga duración imprimiera
aquello que termina.
Nos acolcha espeso lo que es nuestro
propiedad privada de la escucha
para dos esposos clavados
mullendo los sillones
                            ESE PAR
que hundido en los resortes del tiempo
soportó el peso de los amigos
muertos viviendo aquí
en el living de esta charla.
Ya no están pero evocarlos
(¿te acordás lo que decía?)
llena un libro de citas
colma de risa este momento;
contagioso es escribir para ellos
en un trance
de alegría espiritista.

Tamara Kamenszain, Vida de living (Colección del Semáforo, 15, México, Ditoria Hormiga, 2011)







Paso a paso despierta librándose de lazos. Nada lo sitia ni lo apesadumbra. Sale de la niebla blanca al aire límpido, sin el peso de los hechos que doblegan al sensato, al que obedece a los asuntos y se opaca. Sale sin agobio que doble el espinazo.

Ya no está plantado, no afinca pisando suelo duro. Sin apego, sin asiento, despierta aligerado por la luz que no hace sombra.

Despierta o sueña, se sueña ingrávido, cuerpo imponderable que levita. Sin diferencia con cuanto lo rodea, sus sensaciones, imágenes, ideas están indistintamente confundidas.

Despierta el yo de adentro, el precedente, y parece en completa concordia con el mundo. Radiosa identidad de uno mismo en todo uno, todo se da.

[...]

Entonces, sin quien ni cuando, más allá del querer, se manifiesta el mensajero, el puro de corazón, limpiamente. Conforme concede la leve y suave potestad del resplandor, transfiere la fuerza. Te infunde la visión concorde. Dispensa el desapasionado contento de la contemplación. Y ves.

Aquel que remonta y que te aplaca, aquél, como la libélula, es el ángel de la beatitud. El que efervesce y pugna es el ángel del disfrute lascivo. Acrece éste el placer carnal, colma tu deseo de penetrar por amor en una materia viva y volverla apta para el conocimiento sensual, ansiosa de contacto voluptuoso.

Saúl Yurkievich, In memoriam (estampas en portada e interiores: Jan Hendrix, retrato del autor: Roberto Rébora, México, Taller Ditoria, 2005)









Apuntes de Torrox

                                                                        (A José y Guadalupe Kozer)


José, a quien de todo lo ha salvado la memoria
es por sus recuerdos que envejece
y carga en la memoria ese país suyo que no existe
José decanta el dolor con las palabras
Goza tanto la sola vista de este mar
que da envidia

¡Qué asombro infantil ante el vuelo del azor!
Hoja seca que se deja caer
se finge inmóvil
desde lo alto del castillo de Salobreña

¿Cómo arraiga José, cómo se aferra
a las pruebas más comunes de la existencia?

Encadena rastros de la vida en su memoria
Deja constancias de su ausencia
Da cuerpo a la oquedad con las palabras

Afanosa
es Lupe quien mantiene en pie los muros austeros de la casa


Adriana Díaz Enciso, Hacia la luz (ilust. Roberto Rébora, México, Ditoria, 1997)






26’

Apariciones de una hiena sobre lámina de cobre


“No sé de qué me río
pero me río”
de mi falta de memoria
o del exceso

Y la roja serenata de clamores
que me surgen del pasado
me acompañan
y cuando el predador aúlla
cuando lémures circundan
una hiena, me hinco...
Y la paz de un país sin memoria
extiende su espléndido plumaje
Y durante meses persisto
en soñar a colores

Después de innumerables adjetivos
llegarán a este párrafo
las lluvias

Eloísa Moreno, Minutos inventados (introd. Luis Armenta Malpica, ilust. Max Beckman, México, Taller Ditoria, 2010)