III
2
Anochecer de un día
agitado:
hasta aquí llegamos.
La sala ahora disemina
su acústica en casa
como una madre maestra
del horror
que en el larga duración
imprimiera
aquello que termina.
Nos acolcha espeso lo que
es nuestro
propiedad privada de la
escucha
para dos esposos clavados
mullendo los sillones
ESE PAR
que hundido en los
resortes del tiempo
soportó el peso de los
amigos
muertos viviendo aquí
en el living de esta charla.
Ya no están pero
evocarlos
(¿te acordás lo que
decía?)
llena un libro de citas
colma de risa este
momento;
contagioso es escribir
para ellos
en un trance
de alegría espiritista.