En Taller Ditoria, firma de libros por sus autores: Paternidad, de Argel Corpus, y El opuesto de la flor, de Bruno Darío
Es difícil captar el sentido y la sonoridad de los versos al ser escuchados por primera vez y en el momento en que alguien nos los lee en voz alta. Solamente los versos célebres ganan el privilegio de volverse alados para llevar hasta nuestros sentidos la identificación de quien los pronuncia y sus inequívocos significados. Pero sean leídos en su forma inaugural o repetidos en su memoriosa historia, los versos que son poesía constituyen la sustancia sagrada de un rito, y nuestro maltrecho pero digno taller, después de muchos años, renovó su encantamiento al volver a ser escenario del ritual de la poesía en voz alta. El sábado pasado, Argel Corpus leyó algunos poemas de su reciente libro, Paternidad, enlazándonos a la cadencia de su voz y a su discreto andar reflexivo. Por su parte, Bruno Darío, desde una curiosa mezcla de la contención de oficiante y el impulso de su juventud, leyó una selección propia de El opuesto de la flor, declarando que con ello realizaba su graduación. A los amigos que celebraron la poesía en Taller Ditoria les agradecemos su compañía. En los tiempos que corren, no hay nada más temerario que entregarse a la infumable y poco de fiar poesía.
Poesía, ¿eres tú?