Varias veces, al estallido de la bala,
sentía que una duda inmensa, como un misterio enorme,
se le asomaba a los ojos y le ponía de fierro los pómulos.
Otras, nomás miraba extrañado el efecto del estallido,
el otro tirado, deformado por la muerte
y seguía su camino como si nada, su camino de muerte.